
El 18 de mayo de 1980 Ian Curtis decide apagar su voz, señalando así el final de Joy Division. La inquietante dimensión de sus líneas, el descontrol y fuerza de sus presentaciones en vivo, sumadas a los desbordantes y antes jamás escuchados arreglos de Stephen Morris, Peter Hook y Bernard Sumner, hacen de Ian Curtis y Joy Division el pilar más importante del rock oscuro, atmosférico y turbio.
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